Siempre he sido algo perfeccionista con el tema de los regalos y, sobre todo, en Navidad.
Me pasaba meses haciendo listas que yo llamaba «campos de ideas» que no eran más que ideas muy genéricas que después, iba perfilando hasta dar con le regalo perfecto.
El regalo perfecto tenía que tener algo mágico: debía de ser algo que enamorara a la otra persona, que además fuera útil, que no lo esperara y que le hiciera sentir especial y ver el cariño que todo regalo lleva consigo.
Como os estaréis imaginando me lo ponía muy difícil, pero disfrutaba (y disfruto) tantísimo con el proceso, desde la idea hasta el envoltorio, que siempre me ha merecido la pena.
El año pasado acerté con algunos regalos que pienso repetir (lógicamente con otros destinatarios) y uno de ellos, es un cofre de Skeyndor.
Tiene cofres de belleza de todas sus gamas y de precios variados (podéis verlos aquí) pero el más premium de todos es el que os quiero mostrar: TIMELESS PRODIGY.
Supongo que ya conocéis esta linea pero si no, os digo que se trata de una linea ultra-antiedad (de las mejores que conozco).
El cofre, que además es una maravilla y sirve como joyero, contiene The Cream (50 ml) y The Serum (también de 50 ml) que, como os digo, son de lo mejor que hay en el mercado.
Tenéis toda la información aquí: Timeless Prodigy de Skeyndor
El precio es elevado, como producto de lujo, 150 euros, aunque también tenéis cofres de otras lineas con precios más asequibles.
