Mi ya conocido «buenos días…cafe?» en las redes sociales, poner de manifiesto que soy más de café que de té… y eso que confieso que cuando esa frase comenzó a hacerse popular apenas bebía café.
Pero poco a poco cada vez disfruto más de ese café en silencio a primera hora de la mañana en soledad. Tanto que a veces me tomo otro sólo por el placer de alargar ese momento.
Pero soy consciente que para alguien como yo, que tiende a retener líquidos e hincharse como un globo en cuanto hace calor (o en determinados días del mes) el té y las infusiones, son la mejor opción.
El problema es que me pasa como con la fruta que hay que pelar… que me da pereza. Si razonas, se tarda un minuto en preparar una infusión, y dadas todas sus ventajas, no debería ser motivo para lanzarme al café, pero la realidad es que me cuesta. Inexplicable, pero me cuesta.
Con la llegada del calor, además, tengo que prestar atención a la hidratación y beber más agua (mi punto más débil) para evitar también esa retención de líquidos, así que ando como una loca buscando trucos que me ayuden a hacerlo.
El último que he descubierto son unas infusiones frías que se preparan ¡en agua fría!… ya no tengo excusa.
Admito que tuve que leer varias veces el modo de prepararlas, si tenían azúcar encubierta o cual era el truco, porque me parecía todo «demasiado perfecto».
Pero no. Parece que no hay truco y por eso os quería contar mi descubrimiento.
Se trata de una bolsitas (de esas de seda piramidal de las infusiones) que contienen una mezcla de frutas desecadas aromatizadas (trozos de manzana, corteza de naranja, hojas de zarzamora, hierba limón, fresas…) para dar sabor al agua.
El resultado, más que una infusión, es como agua fría con sabor y a mi, me está haciendo beberla con más facilidad, así que estoy feliz.
No sé cuántos sabores hay. Yo he probado una mezcla de frutas llamas «Summer Sweet» y otra que se llama «Apple & Mint» y son deliciosas, aunque me ha gustado más la primera.