Suelo ser bastante escéptica con las marcas cosméticas que lanzan las celebrities, pero con Elsa Pataky no voy a cometer dos veces el mismo error.
Empezaré diciendo (seguramente hay algún post en este blog donde ya os lo haya contado), Elsa es de esas personas que siempre te sorprenden para bien.
A mis 49 años no suelo tener prejuicios, no me fio de las apariencias, ni mucho menos de lo que diga la prensa u otras personas. Sin embargo, hubo una época en la que, no me avergüenza decirlo, los tuve.
Con Elsa Pataky me pasó. Fue hace muchísimos años, en una entrevista del El Hormiguero (programa que también está de moda criticar y que tampoco veo mucho pero en cuyas entrevistas he descubierto muchas cosas buenas de las personas conocidas). Admito que Elsa me parecía guapísima (habíamos coincidido en persona en alguna presentación de ghd) pero no creía que hubiera tantísimo detrás de ese «rostro angelical».
Descubrí a una persona sensata, divertida y con una forma de ver la vida que me fascinó. Sin complejos, sin querer demostrar nada, simplemente ser ella.
Debí ser la primera en comprar su libro Intensidad Max (cuyo contenido es magnífico a pesar de que no me gustó nada la maquetación), en comprar STRONG (en formato digital porque tampoco estaba disponible en España) y no tardé ni un minuto en querer probar sus productos de belleza cuando lanzó Purely Byron, su marca cosmética.
De la marca me atrajo de inmediato la calma, paz y experiencia sensorial que lograba transmitir a través de vídeos y fotos, pero cuando los probé en mi piel, os aseguro que el flechazo fue absoluto.
Su producto estrella, y probablemente el que más me gustó fue su bálsamo:
Divine Ritual Balm
Se trata de un bálsamo con una fragancia deliciosa, una textura maravillosa, de esas que disfrutas tanto durante la aplicación como con los resultados.
Se trata de un bálsamo que permite nutrir la piel, dejarla confortable, sin rojeces, hidratada y calmada.
Con el uso, además de reforzar la barrera de la piel y la sequedad, atenúa las arrugas, y deja la piel jugosa y perfecta.
Aunque yo lo suelo aplicar por la noche, después de limpiar la piel (en forma de mimo), es maravilloso también para aplicar debajo del maquillaje cuando te levantas con la piel muy seca.
Tenéis más información y precio en su web: Purely Byron Divine Ritual Balm .
Native Sunrise™ Blend Moisturiser
Otro de los productos que me ha gustado, por la experiencia sensorial pero también por su efectividad.
Y aquí es cuando me alegro de compartir generación con Elsa Pataky (yo tres años mayor pero también con buenos genes) porque necesitamos además de productos confortables, sentir que funcionan.
Es una crema hidratante (color melocotón y también de textura gozosa) que se puede utilizar varias veces al día.
Sus ingredientes y los responsables de que la fórmula sea tan maravillosa son:
– L22™, un complejo lipídico que promete mejorar la elasticidad, firmeza e hidratación de la piel.
– Wildberry Harvest™, que aunque no sé muy bien lo que es promete aumentar la hidratación 4 veces en solo 2 horas.
– Ácido hialurónico que conocéis de sobra, que retiene la humedad y que deja la piel más tersa e hidratada.
Yo, personalmente he notado mayor firmeza y más unificado el tono.
También os dejo el enlace de la web oficial: Native Sunrise Blend Mosturizer de Purely Byron
He escuchado maravillas a otras blogueras extranjeras sobre la Clay Mask (mascarilla de arcilla) pero no la he probado y creo que está indicada para pieles más grasas.
Se trata de una marca ideal para mujeres que trabajamos, lidiamos con niños, comenzamos a experimentar cambios (y lo de «primeras lineas de expresión» se nos queda corto), a las que nos gustaría dormir más horas, beber más aguas y vivir más calmadamente, pero la vida no nos deja. Eso sí, podemos disfrutar de un pequeño ritual que nos ayude a tener buena cara y se convierta en sí mismo, en un auténtico mimo.