Hoy os quiero contar una historia. Una historia de esas que te llegan al corazón y que te gusta compartir.
Siempre he dicho que en esta vida hay que tratar de ayudar a toda la gente que puedas. No hay nada más triste que no ser capaz de ayudar a alguien que sufre una enfermedad, que pierde a un ser querido… y esa impotencia se acaba convirtiendo en rabia.
Sin embargo, hay veces que ayudar a otros es fácil y otras veces, ni siquiera te das cuenta de que lo estás haciendo.
Hoy me gustaría compartir con vosotros la historia de una chica que me leía cada día.
Sin saber cómo, me contaba que a través del blog le daba fuerzas para seguir, y para perseguir sus sueños. Sinceramente creo que ella ya lo tenía dentro y que el 100% del mérito es suyo, pero aún así me escribió este bonito mensaje hace meses:
Te escribí hace un mes aproximadamente para hacerte una consulta de belleza que contestaste muy satisfactoriamente; pero el motivo de que hoy te escriba es muy distinto.
Llevo unos meses leyéndote a diario y el otro día curioseé tu historia y la de tu blog (a través de la información que tienes publicada en tu propia página). No tenía ni idea de tu trayectoria, de lo valiente que fuiste apartándote del camino «razonable» y «seguro» para dedicarte a lo que te gustaba de verdad. Creo que eres toda una inspiración para todas la mujeres que nos apartamos de lo cómodo, de lo fácil y emprendemos nuestra lucha por lo que de verdad nos apasiona.
Yo soy opositora y puedes imaginarte las veces que, después de tres años y medio encerrada estudiando, me he planteado otras alternativas más fáciles, más «realistas». Pero el saber que hay mujeres que siguen peleando por conseguir sus sueños me da fuerzas para seguir adelante con el mío.
Desde un pequeño pueblo, te agradezco lo que haces desde el otro lado de la pantalla. Eres todo un ejemplo.
¡Muchas gracias por todo lo que haces!
Me quedé sin palabras.
Es verdad que recibo algunos emails así y me siento un poco rara porque no creo que esté haciendo nada del otro mundo (además de ayudaros a sentiros guapas por fuera y espero que también por dentro…).
Pero os podéis imaginar lo bien que me hizo sentir este email… aunque nada comparado al que meses más tarde me escribió otra vez esta chica (perdonadme que omita los datos personales…):
Pues bien, hoy te escribo para decirte que… ¡He aprobado la oposición! Además de querer agradecerte la cuidadosa atención que dedicas a tus lectoras, quería hacerte saber que justo una semana antes de examinarme leí una entrada en un blog sobre cumplir sueños, cuando compartiste tu experiencia en Pixar (no sé si escribe exactamente así) y no te imaginas lo que me ayudó.
Siempre es importante estar rodeado de gente que te anime, que te apoye y que te mime en momentos tan duros como ese, y tú, sin saberlo, me diste un empujoncito para hacer mi sprint final ️.
Muchas gracias de corazón; que sepas que, aunque de una pequeña forma, también formas parte de mi aprobado.
¡Lo mejor de todo es que por fin voy a poder comprarme las cosas que recomiendas!
Te mando un abrazo enorme. Sigue así, tus lectoras te queremos y admiramos mucho desde el otro lado de la pantalla️.
GRACIAS por enseñarnos a cumplir sueños.
Como podréis imaginar me cayeron lágrimas y lágrimas leyendo un email tan bonito y que desprende tanto agradecimiento. Por supuesto, ella sabe y así se lo dije, que todo el mérito es suyo, pero pensar que he podido dar una pizquita de ánimo a alguien desde aquí, me llena. Me llena mucho y me hace sentir muy bien, no lo puedo negar.
No sabía si debía compartir este email. No sabía. Pero me gustaría conservarlo para siempre, y no se me ocurre un mejor sitio que en mi propio blog, esta especie de diario personal donde cada mañana dejo un trocito de mi.
Y creo que nos hace ver al resto, que existen personas maravillosas, agradecidas y con un buen corazón. Capaces de dar las gracias a otros por lo que ha sido mérito y esfuerzo suyo durante muchos años.
Pero también me hace pensar en que además de belleza, intentaré escribiros mensajes positivos que os inspiren, os animen u os den aliento cuando lo necesitáis, que os hagan sonreir y, como os decía ayer, no rendirse jamás.
Las barras de labios están bien, pero nada es comparable al sentimiento de pensar que estás ayudando (aunque sea un poquito a alguien).
Así que como os digo cada Navidad en cualquiera de los dos blogs, intentad ser amables, sonreir, saludar y echar una mano a esa persona con la que te cruzas en el autobús, en la caja del supermercado, en el trabajo.
Cada uno tiene sus problemas y (como dice una frase que leí hace tiempo) muchos están librando su propia batalla, así que sed amables.
Nunca sabes lo que puedes ayudar a otros haciéndolo.
Os envío un abrazo enorme a todas.
Cómo veréis, el espíritu navideño me ha invadido por completo 😉
Foto: Blogger via Shutterstock