La mañana no podía empezar mejor.
En mi bandeja de entrada la invitación a la que será mi primera presentación a prensa presencial desde que empezó la pandemia. Y no podía existir un escenario mejor para mi rentrée: El Hotel Four Seasons en Madrid.
Se trataba de la presentación oficial del spa del hotel y de los 1.400 m2 dedicados al bienestar y la belleza, pero en realidad, para mi, era mucho más que eso…
No os voy a engañar ocultado que suponía la primera vez que pisaba Madrid (vivo en una localidad muy cercana y sólo acudo a la capital a dar clases) y que disfrutaba de las calles y el ambiente de esta ciudad que tanto quiero.
Además, después de tantas presentaciones de belleza vía zoom (algo que me parece maravilloso y comodísimo, no lo voy a negar) también me emocionaba ese reencuentro con amigas y el volver por un momento, como dije en Instagram «A la vida. A la vida de antes. A la vida de siempre».
El lobby del hotel, después de la tranquilidad que da la toma de temperatura, y todas las medidas de seguridad, te permitía olvidar lo que pasaba fuera de allí. Si te fijabas detalladamente observabas a las personas que estaban por allí con distancia y mascarilla, pero el ambiente era de vida, de personas disfrutando, del Madrid de siempre.
En su interior, la decoración algo minimizada por motivos de seguridad frente a la pandemia, observamos su maravillosa vidriera que junto con las columnas y lo que fueron los mostradores del banco se han conservado intactas. Una decoración cálida y lujosa aderezada con cientos de piezas de artistas nacionales que invita a dejarse llevar y olvidarte de todo.
Y llegó la hora de conocer el SPA, un oasis de 1.400 metros cuadrados, distribuidos en cuatro plantas, que pretende ser un lugar de referencia para cuidar cuerpo y mente de huéspedes y visitantes.
Lo primero que pasa por tu cabeza es que la palabra «spa» se queda corta: una piscina de 14 metros iluminada con luz natural, la luz del cielo de Madrid, baño de vapor y sauna, un solarium en el que disfrutar de los tejados de la capital, y ocho cabinas de tratamiento que no pueden ser más maravillosas y donde se cuida cada detalle.
Siendo un hotel conocido mundialmente por la extraordinaria comodidad de sus colchones, cuida que las camillas de tratamiento estén a la altura. Me quedo fascinada con la bañera circular que veo en una de ellas…
Nos comentan los tratamientos estrella a los que son fieles celebrities como Cristiano Ronaldo, Victoria Beckham y muchos otros y trato de apuntar los más apetecibles. Difícil porque la oferta no puede ser más atractiva:
Masaje Retiro.
Toma prestado el nombre del parque madrileño porque pretende provocar la misma paz y relajación que nos da a madrileños y visitantes el Parque del Retiro.
Utiliza radiofrecuencia R200 pero de una forma muy novedosa, ya que a través de unas mangas que se pone la terapueta, se conduce la radiofrecuencia al cuerpo Cada contractura muscular, recibe esta radiofrecuencia, lo cual convierte el masaje en una solución mucho más efectivo.
Piece de Résistance.
Traducido al español como “La Joya de la Corona”, este tratamiento rompe todos los estándares lo conocido hasta ahora. Este exclusivo ritual incluye un lifting facial con uso de tecarterapia, lo que proporciona efectos antiedad y de hidratación maravillosos de la mano de la línea de 111Skin (una de las marcas de belleza que han traído a España).
Experiencia Canalejas.
Un baño de vapor purificante, una suave exfoliante corporal que incluye un relajante masaje terapéutico manual que mejoran tanto el flujo sanguíneo y la circulación linfática, entre muchas otras cosas: revitaliza, combate la retención de líquidos, hidrata y nutre la piel y soluciona la sensación de pesadez en las piernas, a través de contrastes de temperatura y aromaterapia pura.
Tanto las marcas (Sepai, 111Skin, Miriam Quevedo), como las experiencias hacen que Four Seasons se convierta en uno de los lugares de culto del welleness y la belleza en la capital.
Otra de las cosas que me enamoró fue su concepto de «tapas de bienestar», tratamientos on-the-go, de 30-35 minutos de duración y que invitan a, no solo acudir en una fecha especial, sino también a ser un lugar al que acudes a menudo para sentirte bien y reducir las tensiones de tu día a día.
Y el broche para una jornada perfecta, fue poder disfrutar del restaurante de Dani García y de las maravillosas vistas desde su terraza, en la séptima planta del hotel.
No puedo negar que fue una mañana mágica.
Vivir y disfrutar Madrid, volver a reencontrarme con amigas y periodistas de belleza, y descubrir un tesoro en una ciudad a la que quiero tanto.
Madrid está de suerte. Y el mundo beauty también.
