Ayer os conté la presentación de lujo a la que pude asistir gracias a L´Oreal y que terminó con Paz Vega como broche final.
Allí estaba yo, sentada atendiendo a la presentación de los nuevos productos de la marca, mientras de reojo revisaba el email tratando de confirmar que el cliente recibió el documento que le envié de madrugada.
No sería la primera vez que una se queda a trabajar hasta las mil y se le olvida adjuntar el archivo…
Mientras, el reloj me ayudaba a decidir que era absurdo intentar llegar a mi cita con el médico y que además, una presentación así, merecía que retrasara mi revisión una semana más.
Escuchaba una ponencia dedicada a las heroínas de hoy en día, a las mujeres que son capaces de compaginar agendas saturadas de reuniones y largas estancias en la oficina con una familia que cada día demanda más y más a una mujer que juegue con los niños, que se implique en la educación, que supervise su alimentación, sus horas de sueño, su seguridad y su felicidad … y repasaba mentalmente la lista de tareas pendientes que abarcaban desde la presentación de un presupuesto, a comprar un huevo kinder a la pequeñina para premiarla en su segundo día sin pañal ….
Y pensar que el día que recibí la invitación de L´Oreal invitándonos a la exposición Heroínas en el Musseo Thyssen, decidí tomarme la mañana libre y pasarla enterita en el museo… qué ilusa soy…
Sintiéndome muy identificada con las mujeres que nos describían, recordaba como sólo unos días antes, minutos después de desayunar felíz con mis niños el día de la madre, tenía una ambulancia en la puerta de mi casa y la Cruz Roja se llevaba al padre de las criaturas al hospital… Sólo había sido un susto pero la vida, pensaba yo, a veces nos pone a prueba y nos hace ver de todo lo que somos capaces.
– Sí que somos heroínas – me decía – la verdad es que a veces tenemos un mérito…
Sin embargo, de repente una mirada a los asientos de la fila delantera tiraba por tierra todas mis elucubraciones de supermamá, autónoma y blogger de un plumazo.
Justo delante de mi tenía sentada a Irene Villa.
Irene Villa fue todo un símbolo para mi generación. Aquella niña que con tan sólo 12 años fue víctima de un atentado terrorista donde perdió las dos piernas, fue todo un ejemplo de superación personal y hoy es una mujer guapísima que nos recuerda que las heroínas, las de verdad, también existen.
Y pensé que seguramente todas las mujeres allí presentes eran heroínas de alguna manera. Seguro.
Y recordé a mi amiga Bea, capaz de renunciar a su brillante carrera profesional a cambio de disfrutar unas horas más de su niño, a mi amiga Ana, que tiene que hacer auténticos milagros para compaginar su estresante trabajo con su faceta de madre, con mi amiga Mirta, capaz de recorrer 100 kilométros diarios para acudir a un trabajo mal pagado para que a sus niños no les falte de nada, a mi amiga Cristina que soporta jornadas laborales de 12 horas e intenta llegar a casa con una sonrisa a pesar del cansancio, a mis amigas Noelia y Victoria que han tenido que convivir con una terrible enfermedad y nos han demostrado a todas su fortaleza … en fín, a tantas y tantas mujeres con una historia detrás y esfuerzos diarios que apenas nadie conoce…
Así que me gustaría dar las gracias a L´Oreal por dedicarnos una mañana tan bonita, por ocuparse de las mujeres de verdad, y por recordarnos que estamos rodeadas de heroínas en nuestro día a día, que deberían hacernos pensar que la vida puede ser maravillosa y que no hay obstáculo que no podamos superar.
Me temo que el famoso «porque yo lo valgo» tiene mucho que ver con esto…