La fiebre del Benetint

Hay productos que, aunque llevan muchos años en el mercado, de repente, un día se convierten en el tema de conversación del que todo el mundo habla.
Eso es lo que me ha pasado a mí últimamente con un producto, un clásico de toda la vida pero por el que, sin saber por qué, me pregunta todo el mundo: el archiconocido Benetint.

Es un clásico y no sólo por la publicidad, ni porque pertenezca a una de las marcas con más usuarias fieles que conozco, sino porque es todo un ejemplo de que, cuando un producto funciona, el boca a boca, hace que se venda solo.
Cuando lo coges lo primero que piensas es que es un producto para las uñas, porque el formato es en un botecito de cristal igualito al de los esmaltes.
Se trata de un colorete líquido y la aplicación no puede ser más sencilla: aplicas tres gotitas en la mejilla y vas dando toquecitos suaves hasta que el color se va fundiendo y queda un color natural, como un rubor.

El aspecto buena cara es inmediato y como se puede utilizar con y sin maquillaje debajo, me parece ideal para los días en los que una no se maquilla.
Con maquillaje también queda de maravilla y conozco a personas que después de descubrirlo, no han vuelto a utilizar colorete en polvo.
Ayer pasé por Sephora y lo probé en la mano. Duró hasta la noche y el color era espectacular.
Aún me falta probarlo en las mejillas para contaros con más detalle.
Y vosotras ¿lo concéis?
¡Contadme!