Tanto si eres de las que cada verano intentas lograr un bonito bronceado a base de estar bajo el sol, como si eres de las que optas por el autobronceador, es fácil que a estas alturas del verano tu piel haya cambiado algo de color y hayas ganado uno o dos tonos.
En mi caso, sin apenas tomar el sol pero combinando autobronceador con algún paseo y los inevitables rayos solares que te persiguen mientras tú persigues a los niños por playa, campo o piscina, han hecho que tenga en estos momentos mucho más color del que acostumbro.
El problema viene cuando un día te arreglas para cenar, y te aplicas tu base de maquillaje habitual… y sientes como si te estuvieras pintando la cara de color blanco, porque es mucho más clara que tu nuevo tono de piel.
¿Qué podemos hacer en esa situación?
La primera opción puede ser correr a comprar tu base de maquillaje habitual eligiendo un tono (o dos) más oscuros.
Pero si lo pensamos bien, y dependiendo del precio que tenga, a veces no compensa.
Así que la mejor opción es mezclar.
Si tienes alguna base más oscura en casa, de esas que compraste por error la puedes utilizar y si no, puedes comprar alguna barata (L´Oreal, Maybelline NY…) dos o tres tonos más oscuros y mezclarlas sobre el dorso de la mano con una brocha antes de aplicártela.
No recomiendo mezclar el contenido de los botes porque, además de que el moreno puede ir aumentando o desapareciendo, es mejor mezclar cada día para lograr el tono que necesitemos.